Volver a Lima
El viaje a Lima (desde Asunción) se sentió como un acto de liberación: no dependería más de los gringos sino retomaría mi camino, retomaría la historia en el presente.
Me pareció que Lima estaba más verde que algunos años atrás: en el camino arriba de la costa pasamos por pequeños parques bien cuidados. Todavía hay la misma vista espectacular al mar pacífico, a las ondas que se acercan a la playa, con un ruido suave pero intenso, que sube las rocas sedimentarias tan típicas. Y el cambio entre días con sol y días grises y húmedos, que es tan característico para este período del año en Lima.
En el Hotel Señorial todavía me reconocían, y se había quedado mi inscripción del año 1998 en la pared del bar. A mis compañeros Claudio y Martín también les gustó el hotel.
En el símposio de eficiencia energética tenía la impresión que ya se había hablado del mismo antes, pero tal vez era una impresión equivocada; tal vez fue nuevo el tipo del evento: un evento dedicado exclusivamente a la eficiencia energética.Una lástima que no se presentaron los avances del país mismo de los últimos años.
El simposio fue seguido por unos encuentros que me quitaron las últimas dudas que tenía: estuve de vuelta en «mi mundo»: gratos encuentros con colegas y amigos, una cena espontánea con Silvana y Fernando, mi mentor en otra época de ánimo de cambio.
Volví a Asunción con la idea de haber vuelto a Lima.
Junio de 2011, una semana después